Shara García


Esto es un diario a lo Olivia Rodrigo, un libro abierto de risas, tusas, chilladas y estrelladas.
Al escribir sobre esto siento un interminable enredo en mi cabeza porque no es sencillo hablar de amor propio, más cuando te vives estrellando constantemente en el proceso. Pero bueno, tengo 20 años ¿con qué se supone que no me debo estrellar?

 

shara garcia la mar


Recuerdo que desde los 13 - 14 años ya sentía presión por tener busto. Un amigo decía que tenía limones y se reía. Me lo tomaba con humor, pero si me frustraba ver que no tenía con que llenar las blusas. Con el tiempo, me crecieron, pero claramente no fue una experiencia religiosa. Crecí en un pueblo donde vivir tu juventud, $3x+ualidad, manera de ser y vestir, era un delito.

Hay una creencia de que en el momento en que todo te crece es porque ya tienes $3x0  y recuerdo que no había tema al que más le huyera. Todos decían que ser la niña tomada que en una fiesta había besado a más muchachos era delito, eras una “perra” por eso. Todos caíamos en ese error de juzgarnos y, más de una vez, hacer la pregunta imprudente de si eras virgen, con cuántos habías estado, por qué no decías la verdad... Con el tiempo te das cuenta que tu pecado no fue otro más que repetir y repetir las palabras y chismes hirientes de los demás, que envolvían a todos, y al final, tú cuerpo cumplía el propósito: ✨ser $3x*ualizado✨

shara garcia la mar
Pero bueno, el colegio, gracias a Dios no duro toda mi vida.
Cambié de ambiente, llegó la Universidad. Como decía desde un comienzo, me he venido estrellando recurrentemente. En resumidas cuentas me enamoré, me pusieron los cachos y bueno, la poca confianza que tenía se fue al piso.

Llegó la hora de la ley de Pinocho, la del clavo, la de meterte con cuánto moco sonriente prometedor apareciera y fue mil veces peor porque lo único que hice fue $3xualizarme. Quería que me repitieran lo que yo veía en el espejo, que estaba buena, que aguantaba el ajetreo y bueno, no es tan difícil de adivinar lo que resultó… Más hombres, más lágrimas, menos confianza, muchas fotos, muchos likes.

 

Bajé de peso, no comía bien, estaba triste, no me quería, hacía ejercicio y pensaba en la niña con la que me habían engañado, ella qué tenía, qué decía, cómo se veía, qué era lo que yo no tenía, por qué no había sido suficiente. Mucha gente me felicitó, lo había logrado, estaba delgada, bajo la inmensa ignorancia de todo el mal que me estaba haciendo. Si pudiera devolver el tiempo me daría un abracito, que mierdero que me hice pasar por un onvre, pero bueno las risas nunca faltaron.


Llegó la danza, el twerk a mi vida, y la cambió. Sí, aprender a mover el culo me cambió. Es que aquí nadie copia de celulitis, estrías, gorditos, estamos concentradas en tantas cosas que eso pasa a otro plano. Aquí somos sensuales para nosotras y es una terapia ver tus videos, verlos y sentir que por esos 40 segundos de coreo eres esa mujer, una mamacita, tu propia queen.

shara garcia la mar

En medio de una pandemia conocí a la persona que me hacía soñar despierta. No voy a mentir, soy tan cursi que sí quiero que alguien le pida a los porteros que lo dejen entrar mariachis, que si sueño con flores amarillas, con tener una finca llena de animales, que vea Grey’s Anatomy y sea Team Ironman, el problema es que no hay que ver con ojos de amor a cualquier par de ojos azules finitos.

Está vez no fue su culpa, fue mía, de mis inseguridades, de endiosar a una persona a la que simplemente yo le atraía, vi cosas donde nunca estuvieron y me estrellé. Me estrellé tanto que cometí el mismo error de antes, que desde hace 5 años no había superado, porque en el momento que te engañan es muy difícil volver a sentirte completa, suficiente, dejamos nuestro amor propio en las manos equivocadas. ¿Y cómo putas somos capaces de hacer eso? En mi caso, estudio, trabajo, tengo problemas familiares, económicos y ¿Cómo es que le entregué eso a alguien más?


Creo que sí, hoy hablo con voz de niña que se convirtió en adulta, que una tusa y malas decisiones le hizo creer que era menos. Pero, ¿Ahora qué? ¿Decirles qué me amo y que después de todas esas tusas soy feliz? Pues no, no es mi caso. Estoy en un proceso, en el que lloro, me entrego al gimnasio, uso la música de Katy Perry cómo religion y me rodeo de personas que me quieren, y sí, mis amigas, mis profesoras, mi hermana, me salvaron de todo esto.


¿Qué si voy a seguir usando lencería? Sí.
¿Qué si me voy a seguir tomando fotos sexys a pesar de mis gorditos, celulitis? Sí.
¿Qué si voy a seguir creyendo en los hombres a pesar de que día de por medio diga que los odio? Lamentablemente también .
¿Qué si voy seguir bailando twerk? Claramente que sí.
¿Qué si voy a seguir llorando, estrellándome, dejando de confiar y volviendo a confiar en mi? También.


Es un proceso, hay subidas, bajadas, estrellones y crisis con lo que ves en el espejo. Pero con mi cuerpo amo, bailo, doy y recibo abrazos, beso, disfruto del sexo, entre muchas otras cosas.
Ser la modelo fit de revista si es un sueño, no voy a mentir, pero sé que es un proceso que debo llevar con disciplina y mucho amor. Porque comer saludable, ver películas que me gusten, dedicarme tiempo, hacer ejercicio, permitirme sentir y llorar cada vez que sea necesario, esa es mi manera real de AMAR MI CUERPO.

 

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